Fue la séptima novela que escribió este autor francés y es la sexta que yo leo de él. Sin duda, me ha parecido la más floja de todas. He tardado ¡más de un mes! en terminarla y es que el argumento (principalmente una historia de amistad con toques de amor) no me llamaba nada la atención y no conseguía engancharme.
Tuvo adaptación cinematográfica en 2008 bajo el nombre de "Mes amis, mes amours", realizada por Lorraine Levy, hermana del propio escritor. A pesar de que el libro no me ha gustado mucho, no descarto verla en el futuro.
"Cuando las personas se ven todos los días, no se miran tanto, hasta que un día incluso dejan de verse"
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"-Todos estamos solos, Antoine, aquí, en París, o en cualquier otro sitio. Podemos intentar huir de la soledad, mudarnos, hacer todo lo posible por conocer gente, pero eso no cambia nada. Al final del día, cada uno vuelve a su casa. Los que viven en pareja no se dan cuenta de su suerte. Han olvidado las noches frente a una bandeja de comida preparada, la angustia ante la cercanía del fin de semana, el domingo esperando que suene el teléfono. Millones de personas vivimos así en las capitales del mundo. La única buena noticia es que no somos tan diferentes los unos de los otros"
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"-Olvida lo que acabo de decir.
-Olvida lo que acabo de decir, borra lo que he hecho, ¿qué es para ti la vida? ¿Un dibujo a lápiz?
-Si los lápices fueran colores, no sería tan malo"
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"-Me pediste que te volviera a enseñar a vivir, ¿lo recuerdas? Entonces, empieza a tranquilizarte. Das demasiada importancia a cosas que no la tienen. ¿Qué problema había en que Louis se acostara más tarde hoy?
-Pues que mañana en la escuela habría estado rendido.
-¿Y qué? ¿No te parece que a veces el recuerdo de una bonita noche de infancia vale todas las clases de historia del mundo?"
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"En el taxi que la llevaba a Brick Lane, Audrey se decía que tal vez sería mejor no volver a amar, poder borrarlo todo, olvidar las promesas, rechazar ese veneno con sabor a traición. ¿Cuántos días y noches serían necesarios para que cicatrizaran las heridas? Sobre todo, no tenía que pensar en los fines de semana venideros. Debería volver a aprender a controlar los latidos de su corazón cuando se cree ver al otro a la vuelta de una esquina, no bajar los ojos porque una pareja se bese en un banco delante de ti y nunca más esperar que el teléfono suene.
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