VIAJE A ROMA
El viaje no podía empezar de peor manera:
-Hay otro. Ya no te quiero -confesó Paula, y esas 19 letras fueron el peaje más caro que tuvo que pagar Alberto en toda su vida.
Él había estado ahorrando durante todo el año, haciendo horas extras, para poder regalar a su pareja esas vacaciones obligadas y merecidas: una bombona de oxígeno para una relación amoratada y ahogada por la rutina, por el estrés y por el poco tiempo que pasaban juntos, pero ya no revueltos.
En ese mismo instante, el coche se detuvo abandonado en mitad de la carretera al "nosotros", y desde ahí en adelante hicieron caso omiso a todos los autoestopistas del camino: al que portaba un letrero con dirección a "nuestro piso", al que iba rumbo a "nuestra boda"..., como también ignoraron al que buscaba cómo llegar a "nuestro primer hijo". Porque aunque el coche era de 7 plazas, ya no había sitio entre ella, él, un corazón roto, unos labios pegados, las verdades que se quedaron por decir y un "quédate" que nunca se dijo.
Era mitad de julio y el paisaje se tiñó de invierno. Los girasoles que los acompañaban durante todo el viaje se volvieron dientes de león que explotaron a su paso en mil deseos no cumplidos. Se convirtieron en tundra, en olvido. El cielo, azul, se asfaltó: se convirtió en cemento, cementerio.
Desesperado, intentó hacer un alto en el camino para repostar una relación que estaba en sus horas más bajas, con el indicador en reserva y con las luces emergencia... Se llevó la hostia de su vida y no saltó ni el airbag.
Volvieron a entrar en el coche. El silencio se hizo copiloto y, como por todos es bien sabido, indica mal y no sabe leer los mapas, por lo que mandó a la pareja al borde del precipicio. Alberto buscó un desvío, pero solo encontraba atajos y, rendido, cayó en la cuenta de que, si todos los caminos llevan a Roma, un cambio de sentido sería salir del amoR. Sería como elegir entre morir en vida o vivir un suicidio.
DANZAD MALDITOS
La vida es un baile
y tenemos miedo a bailar.
Nos da respeto hacer el ridículo,
caernos y tropezar,
no llevar el ritmo,
perder el compás.
No queremos bailar
por el temor
a no tener pareja de baile quizás
o que la tengamos
y nos pise con tacones,
no sepamos llevarla
o que no nos sepan llevar,
que den las luces y corten
nuestra canción favorita a la mitad.
La vida es baile
y está hecha
para los que bailamos
incluso sin pareja,
sin pista,
sin música,
sin vergüenza,
con certeza.
Hay que bailar
aunque tengamos dos pies izquierdos,
aunque gane la derecha.
Bailar seguro de tus movimientos,
sin pretextos,
porque bailar es el mejor argumento
y la mejor moraleja.
Seamos reyes y reinas del baile
por un vida,
inventemos pasos nuevos,
repitamos otros,
improvisemos,
saquemos la vida a bailar,
agarrémosle la cintura
y toquémosle el culo si se deja.
PEAJE
¿Cuánto cuesta un adiós?
¿Y cerrar el libro sin marcar
una página doblando la esquina?
¿Cuándo cambiamos la bombilla
del punto seguido
por la del punto final?
¿Y la foto de perfil,
en la que estás solo,
para salir con alguien más?
¿Dónde está la línea que separa
el "principio del fin"
del "acaba de empezar"?
¿Hasta cuándo vas a seguir caminando
hacia delante volviendo la vista hacia atrás?
Crecer es un viaje,
un trayecto,
y en cada puerto
hay una aduana.
Siempre va a sobrar lastre,
un impuesto
y un coste por entrada.
El lastre tendrá a veces
el nombre de tu EX,
pero no es tu exnada.
Nunca fue tuya ni tuyo,
nunca fuiste suya ni suyo,
ni en vuestros mejores orgasmos
ni en las peores muestras de orgullo.
Quítate ya ese yugo,
aprende a desprender,
deséale lo mejor,
pero deséate lo mismo a ti también
por lo que quiso ser y no pudo,
por lo que pudo y no quiso ser.
Que nos vaya bien.
CARTA A MI YO DE AYER (Fragmentos)
Que la línea que más cuides sea
la de tu sonrisa y que sea
más curva cuando más la cuides
y que todo el que te mire vea
que la vida se mide en los momentos
en los que te sientes vivo, así que vive.
(...)
Que perder es otra forma de ganar
y en este mundo superficial
lo que importa está a cubierto.
Que no hay dolor ni error que no enriquezca,
como la piedra con la que tropiezas y repites,
"por eso pide que te quieran
cuando menos lo merezcas,
posiblemente sea cuando más lo necesites".
0 comentarios:
Publicar un comentario