Me hice con este libro después de ver la película y terminar encantada. Sobre ella, solo diré que destacan sus 3 actores principales (¡estoy enamorada del personaje que interpreta Ezra Miller, aunque haga de gay! XD) y que está dirigida y adaptada por el propio autor de la novela, así que no cabe duda que es bastante fiel al libro.
Sobre la novela... Me ha gustado, pero no ha llegado a apasionarme tanto como la película.
El protagonista es Charlie, un chico muy ingenuo y sincero, que, de forma epistolar, nos cuenta cómo es su primer año de instituto. Lo que más sorprende es la intensidad y profundidad de las reflexiones y pensamientos de este adolescente.
Según la lectura avanza, te das cuenta de que a Charlie le pasa algo, pero es casi imposible adivinar el qué. Además, al final, no se explica claramente este hecho, si no que hay que estar muy pendiente y sobreentenderlo con una mínima referencia que se hace.
Lo que más me ha gustado es el optimismo que transmite al final, porque la novela en general me ha parecido que desprendía tristeza y melancolía.
No sé, reconozco que es difícil hablar de este libro...
"Leí otra vez el libro esa noche porque sabía que, si no lo hacía, probablemente me echaría a llorar otra vez. De pánico, me refiero. Leí hasta que me quedé completamente agotado y tuve que dormir. Por la mañana, terminé el libro e inmediatamente después empecé a leerlo otra vez. Cualquier cosa con tal de que se me fueran las ganas de llorar. Porque se lo había prometido a la tía Helen. Y porque no quiero empezar a pensar otra vez. No de la forma en que lo he hecho esta semana. No puedo volver a pensar. Nunca más.
No sé si alguna vez has sentido algo así. Que querrías dormir durante mil años. O simplemente no existir. O no ser consciente de que existes. O algo parecido. Creo que querer eso es muy morboso, pero yo lo deseo cuando me pongo así. Por eso estoy intentando no pensar. Solo quiero que todo deje de dar vueltas. Si esto empeora, tendría que volver al médico. Las cosas se están poniendo feas otra vez"
"Nos sentamos en la alfombra de la sala "de juegos", recordando cosas. "¿Te acuerdas del espectáculo en el que Patrick hizo esto... o te acuerdas de cuando Bob hizo aquello... o Charlie... o Mary Elizabeth... o Alice... o Sam?".
Las bromas privadas ya no eran bromas. Se habían convertido en historias. Nadie sacó a relucir los nombres prohibidos ni los momentos malos. Y nadie se entristecía mientras pudiéramos retrasar el día siguiente con más nostalgia.
Después de un rato, Mary Elizabeth, Bob y Alice se fueron, diciendo que volverían por la mañana para ver cómo Sam se iba. Así que solo quedamos Patrick, Sam y yo. Ahí sentados. Sin hablar apenas. Hasta que empezamos nuestro propio: "te acuerdas cuando". "¿Te acuerdas de cuando Charlie se acercó a nosotros por primera vez en el partido de fútbol... y te acuerdas de cuando Charlie desinfló las ruedas a Dave en el baile de antiguos alumnos... y te acuerdas del poema... y de la cinta de varios... y Punky Rock a color... y te acuerdas cuando todos no sentimos infinitos...?".
Después de decir aquello, todos nos quedamos callados y tristes. Durante el silencio, recordé una cosa que no le he contado a nadie. Un día que íbamos andando. Solo nosotros tres. Y yo estaba en medio. No me acuerdo de adónde íbamos o de dónde veníamos. Ni siquiera recuerdo en qué estación del año fue. Solo recuerdo caminar entre ellos y sentir por primera vez que formaba parte de algo"