Estamos ante una novela romántica de argumento interesante, con toques de misterio y elementos fantásticos. Guillaume Musso tiene un estilo muy cinematográfico y sencillo, lleno de diálogos y con frases bonitas que hay que subrayar.
Lo malo es que no ha llegado a engancharme hasta la mitad, lo que ya es decir en un libro de casi 450 páginas. Pero en ese momento, me lo leí casi del tirón ya que los giros inesperados no dejan de sucederse hasta que el final, que consiguió emocionarme y todo.
"El lienzo de Chagall tenía el sobrio título de Amantes en azul, y estaba fechado en 1914. La visión de la pintura, que representaba a una pareja abrazada unida por un amor misterioso, sincero y apacible, había sido un auténtico flechazo para mí. Me parecía que representaba la curación de dos seres lastimados por la vida, cosidos el uno al otro para así compartir una misma y única cicatriz"
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"Todos hemos vivido alguna vez ese tipo de experiencias: esos momentos de gracia que parecen haber sido orquestrados por un arquitecto celeste capaz de tejer lazos invisibles entre los seres y las cosas para aportarnos exactamente lo que nos hace falta en el momento justo en que lo necesitamos"
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"La amé desde el primer momento en que la vi, todo en ella me gustaba: su sonrisa melancólica, su mirada cristalina, su manera particular de acomodarse el pelo detrás de la oreja girando lentamente la cabeza como al ralentí. Luego me enamoré de cada una de las inflexiones de su voz, de su inteligencia, de su humor, de su aparente modestia pese a su innegable belleza física. A continuación la amé por cada uno de sus puntos débiles, su angustia vital y las heridas que escondía bajo su cota de malla. Durante unos cuantos meses compartimos una felicidad insolente que nos proyectó a las más altas esferas: esos momentos en los que el tiempo parece congelarse por exceso de oxígeno y vértigo"
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"La nostalgia... Era algo que detestaba. La vida era tan corta que había decidido que nunca miraría atrás. Siempre había vivido al día, intentando hacer abstracción del pasado. No conservaba ningún recuerdo, no celebraba ningún cumpleaños, se mudaba cada dos o tres años para no encariñarse con las cosas ni con la gente. Había sobrevivido hasta entonces aplicando escrupulosamente esa regla"
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"Si tuviera que volver a empezar, ¿cambiaría algo en su vida? Prefirió quitarse esa idea de la cabeza. Esa pregunta no tenía ningún sentido. La vida no era un videojuego que ofreciera múltiples posibilidades. El tiempo pasa, uno pasa con él, y a menudo no hace lo que quiere, sino lo que puede. El destino se encarga del resto y la suerte aporta su granito de arena. No hay más"
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