miércoles, 11 de febrero de 2015

"LA JORNADA DE UN PERIODISTA AMERICANO EN 2889" DE JULIO VERNE (1896)

¿Julio Verne, al que muchos consideran el padre de la ciencia ficción, hablando de periodismo? Era algo que no me podía perder...

Este relato breve y desconocido para muchos mezcla ciencia ficción e ironía para dar una visión peculiar y futurista del papel del periodismo en el mundo del siglo XXIX. Habla así de cosas como el periodismo telefónico, el aire nutritivo (nutrirse con sólo respirar), la publicidad aérea, la alimentación a domicilio, los aerocoches, los tubos submarinos para viajar, la criogenización...

Teniendo en cuenta que fue escrito en el siglo XIX, lo que más sorprende es que la imaginación de Verne adelantara cosas que vendrían en el futuro. En este texto habla del fonotelefoto, que consiste en transmitir palabras e imágenes a través de unos hilos de corrientes eléctricas. Vamos, ¡¡la videoconferencia o Skype de nuestros días!!

Sin duda, este hombre fue todo un visionario, que estaba muy al tanto de los avances científicos, y así lo reflejó en otras de sus novelas hablando de helicópteros, submarinos, viajes a la luna...

A destacar la cuidada edición de la Editorial Gadir, que cuenta con las ilustraciones de Marcos Morán.
 

"La sala adyacente, vasta galería de medio kilómetro de longitud, estaba consagrada a la publicidad, y fácilmente puede imaginarse lo que debe ser la publicidad de un periódico como el Earth Herald. Produce un promedio de tres millones de dólares al día. Gracias a un ingenioso sistema, una parte de esta publicidad se difundía de una forma absolutamente novedosa, debido a una patente comprada al precio de 3 dólares a un pobre diablo que desde entonces se muere de hambre. Son inmensos carteles, reflejados por las nubes, y cuya dimensión es tal que se pueden ver en una comarca entera. Desde esta galería, mil proyectores se ocupan sin cesar de enviar esos anuncios desmesurados a las nubes, que los reproducían en color.

Pero, aquel día, cuando Francis Bennett entró en la sala de publicidad, vio que los mecánicos estaban de brazos cruzados cerca de los proyectores inactivos. Preguntó y... por toda respuesta, le señalaron el cielo de un azul puro.

-¡Sí! ¡Buen tiempo -murmura- y la publicidad aérea no es posible! ¿Qué hacer? ¡Si no hay lluvia, podemos producirla! ¡Pero no es lluvia, sino nubes lo que necesitamos!

-Sí... hermosas nubes muy blancas -respondió el mecánico jefe. 

-Bueno, señor Samuel Mark, será mejor que se ponga usted en contacto con la redacción científica, servicio meteorológico. Les dirá de mi parte que se pongan a trabajar en el asunto de las nubes artificiales. Verdaderamente no podemos quedarnos así, a merced del buen tiempo"

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