ESCRITO POR REBECA GÓMEZ. FUENTE: http://weloversize.com/queridodiario/quererme-bien/
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Yo no decidí quererle. Fue mi corazón.
Mi idea no fue volverme loca por él. Pero lo hice.
No quise darle todo de mí. Pero se lo di.
No sé lo que me pasó con aquella
persona, solo sé que nada ha vuelto a ser lo mismo. Conoces a alguien,
te emocionas, quieres y te dejas querer, pero nada como aquello.
Yo sí sé lo que es que te den las mismas ganas de llorar y sonreír
cuando miras a una persona a los ojos. Yo sí sé lo que es amar tanto a
alguien que tu vida te importa una mierda si él no está a tu lado. Sé lo
que es tener ganas de vomitar si te cuenta cosas de su pasado en las
que tú no estabas presente. Sé lo que es tener pánico al pensar que otra
persona le podría querer mejor que tú. No querer vivir si no es con su boca pegada a la tuya.
La sensación de montaña rusa constante, los polvos inesperados por la
calle, las risas hasta mearte encima, los gritos al follar que
despiertan a todo el vecindario, los gritos y aspavientos desmedidos al
discutir.
Y se acaba. No sabes cómo ni por qué, pero se acaba.
Ya no vives subida al puto Dragon Khan,
ahora vives subida a un unicornio en el carrusel. Ya no follas por la
calle, ahora lo haces en tu cama. Ya no te ríes hasta mearte, ahora las
risas son pausadas, casi enlatadas. Ya no despiertas a los vecinos con
tus gemidos, te despiertan ellos a ti. Ya no acabas afónica discutiendo,
ahora dialogas y discutes pausadamente. Tú corazon ya no es como los que salen en el whatsapp, es más parecido al que ves en la casquería.
Sí, tiendes a comparar.
Y cuando lo haces, ves que aquello no tenía por qué ser amor verdadero.
Aunque no vuelva a ser lo mismo, ¿realmente quieres aquello? ¿no
quieres variar? ¿quieres pasar el día con esa mierda dentro de tu
cabeza, sin saber qué va a pasar?. ¿Por qué nos obsesionamos en jodernos
la existencia? ¿Por qué queremos que nos hagan daño sabiendo que vamos a
sufrir y sabiendo que vamos a hacer sufrir?
Con los años he comprendido que aquello que yo llamaba amor, no lo era, era quererse mal.
Un amor de esos no correspondido pero correspondido. De los que él dice
que te quiere y tú dices quererle, pero que solo te haces daño y te vas
apagando. Acabas sin saber quién eres. Por mucho que te empeñes en
querer un amor de aquellos, de los que te queman por dentro, de los que
te duelen; acabas aprendiendo que, aunque todo sea más calmado, menos
pasional y ‘normal’, lo que quieres es que te quieran bien.
Y eso empieza cuando tú eres lo primero,
cuando tú eres tu persona favorita, cuando tú eres la razón de tu
existencia, cuando tu sonrisa se convierte en lo mejor de tu día, cuando
tu felicidad no depende de otra persona que no seas tú.
Y decides quererte. Tu cabeza y tu corazón deciden.
Tu idea es no volverte loca por nadie, prefieres estar cuerda para poder vivirlo todo con claridad.
Quieres dar lo mejor de ti, a quien de verdad lo merece.
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