ATENCIÓN: ¡SPOILERS!
Porque hay libros que me dejan tocada por su argumento y mensaje, y es imposible hablar de ellos sin hacer spoilers. Avisados quedáis.
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"Le dije una sola frase: sé que mi próxima cicatriz llevará tu nombre" (Marwan)
Nada más terminar la novela, me vino a la mente esta frase de Marwan. Y me revolvió entera. Porque el título del último libro de Sara Mesa, que ha recibido recientemente el Premio El Ojo Crítico de RNE Narrativa 2015, está muy bien escogido ya que, entre muchas otras cosas, habla sobre cómo pueden llegar a afectarte ciertas relaciones que entablas con gente que ni siquiera conoces en persona. Y ahí es donde a mí me ha hecho pupita...
Me enteré de la existencia de "Cicatriz" en uno de los muchos blogs que sigo y enseguida su título me llamó la atención. Pero no fue hasta que leí su sinopsis (un hombre y una mujer que se conocen en un foro literario de internet), cuando supe que tenía que comprarlo y leerlo cuanto antes. Siempre lo he dicho: me encantan las historias de personas que se conoce online (quizás porque es algo que he vivido y sé de qué va el tema), pero lo que prometía esta novela resultaba extrañamente familiar...
Y así ha sido. Pero me refiero a detalles, frases o situaciones con los que me he sentido muy identificada. Porque la historia que cuenta es la de una relación virtual inquietante y obsesiva llena de manipulación y autoengaño; y yo, por suerte, no he pasado por nada parecido.
Me ha gustado mucho el estilo narrativo de Sara; la estructura de la novela, contada con saltos cronológicos; y ese halo de misterio que rodea toda la historia, haciendo que te atrape en sus escasas 200 páginas.
"Sí, se divierte. Claro que se divierte. Siempre le gustó enmascararse. De niña solía contar en el colegio que era bailarina, que su padre había muerto en la guerra, que en su casa tenían un piano de cola, que llevaban cristales antibalas en el coche, que su madre era rusa, que tenía de mascota un loro que recitaba la Biblia de memoria. ¿Mentirosa? Se lo dijeron muchas veces, y ella se quedaba incómoda, contrariada, con una espesa sensación de culpa rondándole durante días. No pretendía engañar a nadie, piensa ahora. Sólo vivir otras vidas. Su curiosidad era -es- demasiado grande para ceñirla a una sola existencia"
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"Hay más envíos en los siguientes meses. Títulos que ella pide, pero sobre todo títulos que él sugiere o que piensa que ella debe leer de inmediato. Eres la única persona que conozco a la que considero mi igual en el terreno del intelecto, le dice. La única con la que me apetece compartir mis lecturas. Él asume el papel de guía literario y ella se deja conducir con complaciencia"
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"Sonia, sabiéndose importante, se muestra cariñosa y generosa, a la vez que expone con sutileza mil excusas para explicar por qué le escribe tan poco -una o dos hojas a lo sumo- o por qué tarda tanto en responderle. Él le sugiere que cuando esté ocupada anote sus ideas sumariamente para desarrollarlas luego con más calma. O que le escriba por tandas, a intervalos, aunque el resultado final sea algo inconexo. Lo importante es seguir, añade, y así lo hacen, hablando de libros, sobre todo, pero también de la vida de ambos -lo que cada uno de ellos quiere revelar al otro-. Knut se centra en sus expediciones por los centros comerciales, llenas de toda la cadena habitual de estrategias y desenlaces. Sonia le describe su rutina en el archivo, sus amores, sus salidas y entradas, una existencia que maquilla y disfraza para que sea liviana, encantadora e incluso ligeramente desconcertante"
"El amor no es más que una proyección de las propias carencias, una entelequia, como lo eran Odette y Albertine para el joven Marcel. Lo de vivir juntos -en pareja, dice- puede sonar muy bien, aunque en su caso parece más una huida de su familia que una verdadera independencia. Sonia va a salir de una cárcel para entrar en otra. La independencia verdadera sólo se consigue cuando uno vive solo. Lo único que Sonia está viendo en Verdú es la oportunidad para la fuga: así lo cree él y así se lo expone, con toda su crudeza"
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"Le gustaba ir siempre bien vestido, incluso para ir a robar una simple lata de conservas. Tan joven y hablando de escritores del XIX. Filosofando. Cuestionándolo todo. Teorizando sobre el individuo y el grupo, y la hipocresía social, y los chivos expiatorios, y Dios y el destino, la virginidad y el sexo. Solía decir que no hay placer comparable a pensar. Y no, no era petulante ni vanidoso. Era simplemente... exhaustivo"
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"La foto no le aporta ninguna información. Hay una enorme distancia entre esa imagen y las palabras que lee cada día en la bandeja de entrada de su correo. ¿Cómo relacionar esos rasgos tremendamente vulgares con los paquetes cargados de regalos que le han estado llegando durante años? No es que no le sea creíble ese rostro: es que no podría serle creíble ninguno"
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"Fantasear se convierte en una necesidad para los dos. Lo hacen a diario. La diferencia es que Sonia es capaz de olvidarlo al día siguiente. Knut no. Knut no olvida nada, todo se acumula"
"¿Recuerdas cuando te cambiaste la camiseta y te mencioné lo de la cicatriz? ¿Crees que me importó? Al revés: no sabes lo que daría por reunir el arrojo de besarla. La coquetería no es el error, sino justamente lo contrario: el logro. Instintivamente actúas justo como más lo deseo"
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"Continuar. A pesar de todo, continuar. Una espiral sin fondo. Huecos, necesidades, añoranzas. Palabras, etiquetas, cajas, precios. Suben viajeros. Todo siempre en exceso. La expansión. Filtraciones. Colarse hasta en la grieta más pequeña. Pequeña sacudida, alguien protesta. Aparecer en cada resquicio. En lo que lee. En lo que escribe. En lo que viste. En lo que piensa. Su pretensión. Y el fingimiento de sumisión. De aceptación. De amor. Baja el anciano; ella recupera su sitio. Fingir que lee, fingir que escribe, fingir que viste, fingir que piensa. Fingir que Verdú. Fingir que quería verlo. Fingir que alma gemela. Fingir que madre. Fingir que hija. Finjir que hermana. Fingir asombro. Fingir enfado"
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"Si pienso en ti y en mí, siempre me viene a la cabeza esta frase: «Una vez en la vida». No, no te quedes con la explicación más sencilla. La expresión anda conmigo desde hace mucho tiempo. Algo debe de haber detrás, supongo que una lógica parecida a la de los actos fallidos, o a la de los olvidos inconscientes"
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"Algún día, quizá, pueda escribir sobre su historia. La historia de ellos dos como la muestra irreversible del poder del destino. El mundo es injusto, dice, pero la vida no lo es. Seguro que en ese reloj tan perfecto que es el universo nuestros desencuentros -o el que ni siquiera haya llegado a verte con alguna de las medias que te regalé- han tenido su razón de ser. Así pues, no te atormentes"
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