jueves, 8 de marzo de 2012

"YO MATO" DE GIORGIO FALETTI (2002)

No exagero si digo que tengo este libro en mi estantería desde 2006, que es cuando salió la primera edición de bolsillo. Siempre me llamó la atención ese título tan directo y su impactante portada. Pero sus más de 600 páginas siempre me echaban para atrás... hasta que me he puesto las pilas.

La ópera prima de este autor italiano es un thriller psicológico con un asesino muy pero que muy malo. Su ritmo trepidante te atrapa desde el principio y no puedes soltarlo hasta el final.

Me ha gustado mucho y sobre todo, que me haya enganchado tanto. Tiene todos los ingrendientes para ser el libro perfecto... salvo por un detalle: la identidad del asesino se descubre cuando aún faltan 200 páginas y para mí ahí pierde parte de su fuerza.

Aún así, luego es interesante saber las motivaciones del asesino, así que es un libro que recomiendo, sobre todo si eres fan del género.


"Se dirigió hacia la salida. Mientras recorría el sendero de cemento pasó ante la tumba del muchacho ahogado más o menos en la misma época. Se detuvo un instante frente a la lápida. Miró la foto. Un joven moreno, de expresión vivaz, sonreía desde un retrato de cerámica en blanco y negro, sin duda retocado para la ocasión. Se agachó para leer el nombre del muerto. Sus ojos se posaron en la inscripción y Nicolas Hulot se quedó sin aliento. Le pareció oír el estruendo de un trueno, y tuvo la impresión de que la inscripción se agigantaba hasta ocupar toda la superficie de la lápida.

En un único, breve y larguísimo instante lo entendió todo.

Y supo quién era Ninguno.

Oyó el eco de unos pasos que se acercaban. Pensó que sería la mujer vestida de oscuro que volvía a la tumba de su hijo.

Inmerso en sus pensamientos, atontado por la emoción del descubrimiento, con el corazón retumbándole en los oídos como un timbal de orquesta, no prestó atención al sonido de los pasos que avanzaban a su espalda.

No les prestó atención hasta que oyó la voz.

-Felicidades, comisario. No creía que llegara hasta aquí.

El comisario Nicolas Hulot se dio la vuelta lentamente. Cuando vio la pistola apuntada hacia él, pensó que tal vez, por aquel día, su buena suerte se había agotado"

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