"Quien piensa que la vida es corta es porque nunca vivió cada minuto con sus 60 segundos"
(Fedora Aberastury)
Un minuto sirve para tomar conciencia del primer paso con el que inicio un camino, abro un sendero o alumbro un horizonte.
Un minuto sirve para darme cuenta el terreno que piso, cómo habito este metro cuadrado y cuál es la presencia con la que me hago presente en el mundo.
Apenas necesito de un minuto para sentirme acariciado por el viento, besado por el agua y tocado por el fuego de la pasión.
En un minuto nos asomamos al mundo. En un minuto nos despedimos de él.
En un minuto se puede salvar una vida o aniquilarla.
Un minuto sirve para oír los pájaros y escuchar el silencio, en un mismo instante.
Un minuto es suficiente para poblar mi rostro de sonrisas o inundarlo con lágrimas.
En un minuto puedo devolver al mundo su alegría, simplemente con una canción.
En un minuto tomo una decisión, digo un sí o un no que pueden cambiar toda mi vida.
En un minuto perdemos una amistad de años o iniciamos una relación que perdurará siempre.
Basta un minuto para incentivar a un niño o para desanimarlo, de por vida.
La atención y entrega total en un minuto nutre y satisface por horas.
Un minuto... Decimos "un minuto" y parece que no es nada. Pero un solo minuto puede bastarnos para entender que la eternidad está hecha de minutos. De esos minutos plenamente vividos. La invitación a vivir cada minuto como si fuera el último.
Un minuto puede hacerse eterno.
Dos minutos sirven para poder multiplicar por dos todo eso.
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