"A mi esposa le gusta decir que hay 2 clases de personas: las que buscan placer y las que huyen del dolor. En mi opinión, nadie logra escapar del dolor. Está ahí cuando te cepillas los dientes por la noche, está ahí antes del desayuno; surgirá intenso y agudo, se apoderará de ti fuerte y contundente. Como mucho puedes esperar un buen día, porque un buen día llegas a pensar "esto puedo arreglarlo", "hoy puede ser diferente", "hoy algo podría cambiar".
Hay gente que vive para su dolor. Es lo único que tiene. Vela con él, temiendo que se le escape. Gente como yo.
El placer te ayuda a olvidar, pero el dolor te obliga a tener esperanza. Piensas "esto no puede durar", "hoy puede ser diferente", "hoy algo podría cambiar""
Hay gente que vive para su dolor. Es lo único que tiene. Vela con él, temiendo que se le escape. Gente como yo.
El placer te ayuda a olvidar, pero el dolor te obliga a tener esperanza. Piensas "esto no puede durar", "hoy puede ser diferente", "hoy algo podría cambiar""
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