"LA FAMILIA: ALOJAMIENTO CON TENSIÓN COMPLETA" DE SEÑORITA PURI (2014)

Tras lo mucho que me gustó "Te dejo es jódete al revés", estaba deseando que se publicara este segundo libro/continuación de aquél, que me dejó con ganas de más (aunque se pueden leer independientemente).

Poco se sabe de su autora: se llama Purificación García y es empleada de un supermercado.

Tras el éxito de su primera novela, Señorita Puri ha vuelto a la carga con una historia cercana, en la que tiene que organizar la boda de una de sus primas y nos presenta a toda su familia. Y visto lo visto, está claro que mi familia también da para escribir un libro (o varios) XD.

En poco más de 200 páginas, consigue que te sientas identificado, te partas de risa y hasta emocionarte.

Espero que haya una tercera parte ;-)

-----------------------------------

"No podía quedarme de brazos cruzados, observando cómo la vida se imponía a golpes a una herida ilusión. No era justo. No me valía el argumento de que es ley de vida. Que ya vendrían tiempos mejores, que la vida es así, o que igual no, pero que esto es cosa del destino, o de un Ser supremo. No, no era justa. La vida nunca debe ser una salida de emergencia. Las estrellas de la fama, las huellas sobre el cemento, sobre la luna incluso, los elogios y parabienes, no deberían ser dominio sólo de celebridades"

"Una semana después mi hijo seguía llorando cuando íbamos por la calle y nos acercábamos a la guardería. Tenía un sensor que le hacía saltar todas las alarmas y gritar con todo el aire de sus pulmones. Pero le ignoraba. ¡Yo! ¡A mi hijo!. Le metía en aquel antro de perdición contra su voluntad y oía su llanto retumbar en el patio y las callejuelas del barrio, como la voz del muecín realizando la llamada a la oración desde el minarete de la mezquita. «Ya está -pensé-, definitivo. Me odiará. Me mandará al asilo, pero no con ochenta años, no, ¡con cincuenta!». Ay, madre, qué depre, perdida con un grupo de jubilados en un hotel de Benidorm en temporada baja, cenando a la vez que nos ofrecen un torneo medieval o bailando el pajaritos por aquí, pajaritos por allá, con los supervivientes del Titanic y la momia de María Jesús y su acordeón. 

Pero la cosa fue a peor. Al undécimo mes, Pablo se puso muy enfermo. Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco y seis semanas de bronquiolitis, sinusitis, gastroenteritis, faringitis, amigdalitis, laringitis, rinitis, traqueitis, otitis y gingivoestomatitis por medio. Tenía la casa que parecía una farmacia. ¿Pero dónde coño había mandado a mi hijo? ¿Al reactor número cuatro de la planta nuclear de Chernóbil? ¡Eso no era un colegio, eso era el laboratorio del profesor Bacterio! ¡Que tenía que ponerme una escafandra de esas de plástico cuadradas como los señores que se llevaron a ET, y tocar a mi hijo con un palo!

Para colmo de males la directora del centro, una tipa exageradamente falsa y aduladora, aseguró que era algo habitual, que Pablo tenía que inmunizarse. ¿Inmunizarse? ¡Pero si te he traído a un niño sano y me lo has devuelto hecho un trapo! Mira que me encadeno al tobogán en plan activista de Greenpeace y os lío un pifostio. ¡Que estoy mu loca, que tengo Facebook y Twitter!"

"El tiempo siempre termina por cubrir todo de un pátina de ligereza e indiferencia.

... O quizá no sea el tiempo. Quizá sean los lazos invisibles que unen a los miembros de una familia. Las extrañas conexiones que hacen que el afecto se imponga a los sobresaltos, y actúe como una potente lijadora de las impurezas y asperezas, creando una tabla rasa de lo emocional.

Al fin y al cabo, una familia es como un par de zapatos: te dan calor, te protegen, evitan muchas caídas y mucho dolor, pero también te lo producen si te rozan. Como los malos pares, pueden provocar dolor y amargar la vida, y levantar ampollas en el momento en que necesitas ser feliz. Los zapatos, como la familia, te hacen daño pero te solucionan la vida. 

(...) Me doy cuenta de que a pesar de los goles por toda la escuadra, de los reveses de la vida, del desamor, de las enfermedades, el objetivo final en esta vida es lograr que, al mirar atrás, recordemos, como dijo Machado, «sólo la emoción de las cosas», y podamos afirmar que fuimos felices"