Sin duda, "Olivia y Eugenio" era una de las obras que más ganas tenía de ver esta temporada teatral, después de su estreno en Zaragoza el pasado septiembre, ya que suponía el regreso a los escenarios de Concha Velasco, tras superar una enfermedad muy grave que la llevó a suspender la gira de la brutal "Hécuba".
Está dirigida por José Carlos Plaza y el texto es del peruano Herbert Morote, que se inspiró en su experencia como padre de un hijo con síndrome de Down y se estrenó por primera vez en Lima hace 4 años.
La obra cuenta la historia y relación de una madre enferma de cáncer y su hijo con síndrome de Down, prácticamente a través de los monólogos de ella, que hace una importante crítica social sobre el entorno que les rodea y reflexiona sobre temas como la vida, el amor, la esperanza o la tolerancia sin caer en dramatismos.
Con esta obra, era la tercera vez que tenía la oportunidad de ver a Concha Velasco sobre un escenario. Me ha vuelto a parecer una "monstrua escénica", y más aquí, que lleva todo el peso de la obra, y me emocionó mucho verla tan estupenda y con tantas fuerzas después de todo lo malo que ha pasado este año.
"Me he dado cuenta que ser mayor es una cosa estupenda porque es estar viva"
Para el papel Eugenio, se turnan en días alternos Hugo Aritmendiz y Rodrigo Raimondi, dos actores noveles con síndrome de Down (siendo la primera vez que un intérprete con Down participa en una representación teatral de estas características) a los que hay que reconocer su innegable esfuerzo y trabajo durante los 90 minutos que dura la obra.
Aunque se sepa cómo termina la historia desde el principio y el final tan precipitado que tiene no llegaron a entusiasmarme demasiado, sí que me emocionó el trabajo de sus 2 actores, especialmente el de Concha, que se llevaron una larga y merecida ovación en pie al final de la obra.
"En -OLIVIA Y EUGENIO-, madre e hijo enfrentan una situación extrema donde se cuestionan valores que surgen en tiempo de crisis. La tragedia se acerca irremediablemente a Olivia, que rememora su pasado haciendo un sincero ajuste de cuentas con su marido, madre, amistades, médicos, y con todos aquellos que presumen de ser normales, como políticos, profesionales y deportistas de éxito. Sobre ellos Olivia se plantea si son más normales que su hijo Eugenio, un joven con síndrome de Down. Finalmente, ¿quién es normal en esta vida?
Ante el inminente drama la ingenuidad, alegría y natural encanto de Eugenio hacen ver a Olivia nuestras alternativas, no todas ni buenas ni malas. Simplemente otras posibilidades" (Herbert Morote, autor)
"Hay obras de teatro que me producen admiración, otras sonrisas incluso carcajadas, otras penas o preocupación, las menos reflexión pero las hay que desde las primeras palabras simplemente te encogen el corazón, y no te sueltan hasta el último momento. Esto me ocurrió con “Olivia y Eugenio”. Una realidad dura y específica, aparentemente inexorable, conduce la obra. Pero esas cualidades que hoy tenemos tan abandonadas como la ternura, la fe en nosotros mismos, la inmensidad del amor a la vida, la ingenuidad, la inocencia, la alegría de sentirse vivos y tantas y tantas otras, cambian esa realidad y nos muestran que siempre hay otros caminos, que el hombre es dueño de su propio destino digan lo que digan las circunstancias, los agoreros oficialistas y los erigidos como presbíteros incuestionables que tantas veces nos ciegan y nos impiden ver lo que es precisamente, la gran aventura de la vida.
Un ser entrañable –de esos que calificamos con horrendos y equívocos epítetos para diferenciarlos de nosotros los patéticos normales. Un ser marginado socialmente, uno de esos seres que hemos decidido que estén aparte, nos da una lección de vida. Nos muestra donde está la auténtica realidad, los auténticos valores, la vida auténtica. ¡Envidiable Eugenio! ¡Afortunada Olivia que convives con él! Indiscutible luz en este mudo oscurecido por la mezquindad, la codicia y el desprecio a los demás. Lóbrego mundo que niegas cualquier ayuda a los mal llamados débiles, que llega hasta quitar la ayuda a los dependientes ante la actitud indolente de los demás, ¿cuántos Eugenio harían falta para modificarte?
He dirigido ya más de un centenar de obras pero “Olivia y Eugenio” es la que siempre permanecerá más cerca de mi corazón" (José Carlos Plaza, director)
http://www.elmundo.es/cultura/2014/09/28/5426ed8de2704ec5158b4575.html
http://www.elmundo.es/cultura/2014/11/06/545a79e4ca474122128b4575.html
http://www.desdelaplatea.net/?p=2045
http://www.ellibrepensador.com/2014/09/27/olivia-y-eugenio-preguntas-al-aire/
http://agolpedeefecto.com/teatro_2014/teatro_olivia_eugenio.html
http://unabutacaconvistas.blogspot.com.es/2014/11/olivia-y-eugenio-con-concha-velasco.html
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