sábado, 16 de marzo de 2013

"SÉ LO QUE ESTÁS PENSANDO" DE JOHN VERDON

Tenía ganas de leer este libro desde que lo vi por primera vez debido a su intrigante portada y a las buenas críticas que ha recibido. Así que me puse con él, teniendo altas expectativas.

Es una novela que me ha gustado en general, pero me esperaba mucho más después de oir tantas cosas buenas de ella.

La primera mitad me ha decepcionado bastante ya que no conseguía atraparme. Menos mal que la segunda parte tiene un ritmo que va in crescendo poco a poco y es mucho más interesante.

Aunque el final puede ser algo previsible, lo que más me ha gustado es la parte de la investigación criminal y el juego al que el asesino somete a la policía.

No me puedo olvidar de comentar algo que me pasó una noche tras leer un poco de la novela XD: ¡¡¡Tuve que dormir con una luz encendida porque estaba intranquila y tenía "miedo" a causa de la tensión acumulada por la lectura y por lo malo malísimo que es el psicópata!!!! Nunca me había pasado nada parecido :-O

Es la primera novela protagonizada por David Gurney, un detective jubilado, del que seguramente lea más en un futuro.


"Gurney leyó la nota torciendo el gesto, luego volvió a leerla. No había ni saludo ni firma. 

¿Crees en el destino? Yo sí, porque pensaba que no volvería a verte y, de repente, un día, allí estaba. Todo volvió: cómo sonaba, cómo se movía, y más que ninguna otra cosa, cómo pensaba. Si alguien te pidiera que pensaras en un número, yo sé en qué número pensarías. ¿No me crees? Te lo demostraré. Piensa en cualquier número del uno al mil: el primero que se te ocurra. Imagínatelo. Ahora verás lo bien que conozco tus secretos. Abre el sobrecito.

Gurney emitió un gruñido evasivo y miró de manera inquisitiva a Mellery, que había estado observándolo mientras leía. 
—¿Tienes alguna idea de quién te envió esto? 
—Ni la menor idea. 
—¿Alguna sospecha? 
—No. 
—Hum. ¿Participaste en el juego? 
—¿El juego? —Estaba claro que Mellery no lo consideraba así—. Si lo que quieres decir es si pensé en un número, sí. En esas circunstancias habría sido difícil no hacerlo. 
—¿Así que pensaste en un número? 
—Sí. 
—¿Y? 
Mellery se aclaró la garganta. 
—El número en el que pensé era el seiscientos cincuenta y ocho. 
Lo repitió, articulando los dígitos (seis, cinco, ocho), como si pudieran significar algo para Gurney. Cuando vio que no, respiró con nerviosismo y continuó. 
—El número seiscientos cincuenta y ocho no tiene ningún significado especial para mí. Sólo fue el primero que se me ocurrió. Me he devanado los sesos, tratando de recordar algo que pudiera asociar con él, cualquier razón por la que pudiera haberlo elegido, pero no se me ha ocurrido nada. Es sólo el primero que se me ocurrió —insistió con nerviosa sinceridad. 
Gurney lo miró con creciente interés. 
—¿Y en el sobrecito...? 
Mellery le pasó el sobre que acompañaba la nota y observó con atención mientras Gurney lo abría, sacaba un trozo de libreta y leía el mensaje escrito en el mismo estilo delicado y con la misma tinta roja. 

¿Te sorprende que supiera que ibas a elegir el 658? 
¿Quién te conoce tan bien? Si quieres la respuesta, primero has de devolverme los 289,87 dólares que me costó encontrarte. 
Envía esa cantidad exacta a: 
P. O. Box 49449, Wycherly, CT 61010 
Envíame efectivo o un cheque nominativo 
Hazlo a nombre de X. Arybdis (Ése no siempre fue mi nombre.)"

 

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